Todo es un caos.
Y por ser un caos se estructura.
La necesidad de estructura es absolutamente paralela al proceso de caos caótico intrinseco propio de la limitación perceptual de análisis de probabilidad constatable.
Esto deviene de la necesidad de conocer el mundo de una forma que cuando menos podíamos calificar como torpe.
Es ese el verdadero suceso.
Nuestra limitación de ordenación impide la expansion amorfica adaptativa.
Tan es así, que la principal crisis viene por modelos obsoletos inadaptable a un metasistema. Toda estructura es siempre el fin de ese infinito y de esa libertad. Porque ese infinito y esa libertad sólo existe si existe en el ojo del qué observa.
La idea de abundancia choca contra la estructura de riqueza.
La riqueza es acumulativa, nunca expansiva. La abundancia es generosa, nunca puede ser participativa.
La estructura de la riqueza se ve de continuo dinamitada por la propia rigidez de el concepto. Todo concepto estructural es el reflejo de una estupidez qué pretende ser sostenida por imposición en el tiempo.
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